julio 28, 2010

Instructivo marcial para kínder garden.

Hoy el Sibi perdió una batalla porque escogió un arma blanda: Un libro.

Se peleo en el kínder con un niño de 5 años (menciono la edad para justificar de alguna manera el que haya perdido).

El otro niño al que llamare Max, porque así se llama, lo agredió arteramente con un robot de plástico, con el cual le magullo la nariz al Sibi, y este le aventó con un libro de cuentos con el que no le hizo ni cosquillas a Max.

Sin embargo y a pesar de todo, el Sibi escogió bien.

Su error no fue al escoger el arma, sino la técnica usada para defenderse o contraatacar.

Se trata de una nueva edición de la vieja batalla de la espada contra la pluma.

Pero no hay porque alarmarse ni sacar las banderas blancas, se trata apenas de un combate, la guerra apenas empieza.

Es tiempo de que ponga a disposición del Sibi mi arsenal de técnicas belicistas acumuladas a lo largo de múltiples batallas; no todas ganadas debo reconocerlo, pero eso si, nunca deje abandonadas mis armas en el campo de batalla y aunque perdiera siempre salí con botín.

Aquí mis seis reglas de combate adaptadas para kínder garden:

1. La  primera reacción ante un ataque, nunca, nunca, nunca debe ser arrojar un libro, a menos que este sea de metal o de que haya sido escrito por Carlos Cuauhtémoc Sánchez o por Alex Dey, en cuyo caso puede ser arrojado con moño y envoltura y el daño estará hecho.

1.2. La excepción anterior aplica para toda la sección de autoayuda, metafísica, misticismo, revistas de chismes de farándula y uno que otro libro mal acomodado en la sección de filosofía.

2. La CIA, la KGB y la AFI usan libros gruesos no porque lean mucho, sino porque es el mejor instrumento de tortura que no deja huellas; ellos usan la sección amarilla porque es lo único que conocen, pero tu puedes escoger “Crimen y castigo”, “La Ilíada y La Odisea” (juntas), “Casa Noble”, “Apocalipsis”, “El señor de los anillos”, “Cien años de soledad”, o ya si quieres ser despiadado “Don Quijote de la Mancha” con ilustraciones de Doré.

2.2. Aclaración importante: Si el libro lo tomas de la biblioteca de tu padre, asegúrate de regresarlo completo y en tiempo razonable, no importa que sea abollado y manchado de sangre y mocos, son huellas de la batalla, él lo entenderá.

2.3. Aclaración importante dos: También puedes usar la “Sagrada Biblia”, en este caso la agresión será equiparable a evangelización contundente, algo así como un gol de Diego Armando Maradona, pero en vez de mano será “El Madrazo de Dios”.

3. Los libros de pasta dura son mas caros no porque sean mas bonitos o mas duraderos, en lo personal prefiero los de pasta rustica porque son mas baratos y se escribe mejor sobre ellos, pero la física de los materiales no miente, el tamaño y el grosor si importan a pesar de lo que opinen los “chiquitines”, muchos matrimonios se han perdido por pensar lo contrario, pero tu no debes preocuparte, la genética esta de tu lado (el lechero mide como dos metros).

Perdón, me desvié del tema; escoge siempre libros mas pesados y de pasta gruesa, no hay juguete de batalla que penetre una armadura hecha de doble pasta como las compilaciones de National Geographic.

Créeme, lo que protege a los caza vampiros no es la palabra de Dios, sino el escudo de Gutenberg.

4. En caso de que no haya a la mano ningún libro de pasta dura o que pese mas de 200 gramos escoge uno de fascículos coleccionables, tendrás mínimo 12 proyectiles, y la estadística dice que al menos mas de tres darán en el blanco (si ya se que esto contradice el punto numero 1, pero si llegas a este punto importa mas la integridad física que la congruencia).

5. Un arma poco conocida excepto para los chinos y para los auditores contables por su filo mortal (el de las hojas) son los libros de hojas a full color, no hay aficionado a las ilustraciones que tenga las yemas  de los dedos intactas.

Debes tomar el libro por el canto y agitárselo en la cara a tu enemigo, moviéndolo de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha. Esta técnica tiene la ventaja adicional de que siempre podrás culpar al gato.

6. Si al final ninguna de estas técnicas funciona, siempre tendrás la opción del sacrificio, es decir darle la espalda al atacante y correr con la maestra a denunciar que te atacaron impunemente y sin razón alguna mientras hojeabas “Las meditaciones de San Agustín para niños”.

No se malentienda, no es que un humanista como yo promueva la violencia, líbreme “San Tomadraso” de tal desfiguro.

Se trata tan solo de los inofensivos consejos de un padre preocupado por la posibilidad de que su hijo pueda alejarse de la lectura ante la aparente inutilidad de los libros.

Ya el tiempo y algo de mertiolate me darán la razón, y cuando el Sibi descubra el legado de Hugh Hefner y el Marqués de Sade, mis sabios consejos ya no serán necesarios.

Quizás al final los Jesuitas tenían razón: “Las letras con sangre entran”.

Juan Carlos Bujanda Benítez

Julio 28, 2010.

4 comentarios:

Quien Resulte Responsable dijo...

Sabias palabras las de tu padre, Sibi. Que no caigan en saco roto: siempre revisa muy bien que tu saco esté en perfectas condiciones, y recuerda no meter más libros en el saco de los que puedas manejar con facilidad y contundencia. A falta de saco, la mochila es un buen sustituto, siempre y cuando verifiques que las costuras no se rompan al agitarla.

Sentido Comun dijo...

Que buena idea, como no usa saco, sino lonchera, se la cambiare por una de metal.

Saludos V.

Anónimo dijo...

muy buenos sus consejos, justo al acabar de leer su entrada, mate a un grillo en mi habitación, aplicando la misma técnica pero con el guarache aplastador jajaja

Saludos.

Malafacha dijo...

Ja ja ja. Puedes arrojar los fascículos coleccionables como estrellas ninja.

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