julio 17, 2009

Definir conceptos para ganar la guerra.

Esta entrada es una extensión de mis comentarios α un post de Ricardo Medina Macías en “IDEAS AL VUELO” acerca de la guerra contra las drogas, aunque más bien su entrada es una crítica a un artículo de Ciro Gómez Leyva en Milenio.

La verdadera discusión está en los comentarios, vale la pena que vayan ahí α leerlos y en general pongan la bitácora de Ricardo Medina entre sus lecturas diarias.

Ahora tratemos de aclarar o complicar más algunas cuestiones con respecto α la guerra contras las drogas y todas las tonterías que se dicen en los medios (menos aquí, claro).

La clave del asunto está en la exigencia que el maestro Sócrates hacía siempre antes de iniciar una discusión:

“DEFINE TUS TERMINOS”.

Se discute mucho si la guerra contra las drogas se va ganando o se va perdiendo, pero creo que antes de opinar debemos definir α que nos referimos con ganar o perder.

Si ganar la guerra significa acabar con el narcotráfico o detener el consumo de drogas en México, definitivamente la guerra no solamente se está perdiendo, sino que es casi imposible ganarla.

En cambio si ganar esta guerra significa quitarle al narcotráfico su poder corruptor y su naturaleza violenta, no creo que podamos hablar de una victoria aun, pero en cambio sí creo que esta guerra tiene muchas posibilidades de ser ganada por el estado mexicano.

El problema del consumo de drogas es cuestión de oferta y demanda, mientras haya esta no faltara quien quiera y pueda satisfacerla.

Quizás se pueda disminuir la demanda por medio de campañas de concientización y tratamientos modernos y flexibles, pero eliminarla no lo creo posible ni deseable, esto último por la simple cuestión de que cada quien debe ser libre de hacer con su cuerpo lo que se le de la gana.

¿ESTABAMOS MEJOR CUANDO ESTABAMOS PEOR?

Independientemente de que estemos ganando o perdiendo la guerra, creo que combatir el narcotráfico como se está haciendo ahora era impostergable.

No creo, como piensa mucha gente que era preferible la calma relativa de hace cinco o diez años atrás, cuando sabíamos que existía trafico de drogas, pero no había tanta violencia ni tanta variedad de delitos relacionados con el narcotráfico.

El pensar que las cosas se iban α quedar como estaban es no entender la naturaleza del narcotráfico.

El peor pecado que se pudo haber cometido fue la tolerancia voluntaria o alquilada de las autoridades hacia el narcotráfico, es infantil pensar que estos se iban α quedar en el espacio que se les dejaba sin pensar en hacer crecer su influencia y poder corruptor.

Es como un niño pequeño que hace berrinches y los lleva hasta el límite que le impongan sus padres, no más, pero tampoco menos.

Colombia es un buen ejemplo de lo que pudo haber sucedido si no se le ponían limites al crecimiento de las bandas delictivas; miente quien diga que estamos igual o peor de cómo lo estuvo Colombia cuando los carteles de Cali y de Medellín se repartían el territorio con total libertad o complicidad de las autoridades.

En gran medida la violencia presente en México no es solamente por dicha guerra, gran parte se debe a la libertad, indiferencia e incluso complicidad de gobiernos pasados, (casi todos priistas) con grupos delictivos en pleno crecimiento.

Es de esperarse la ingenuidad de la opinión pública, pero que ni Manlio Fabio Beltrones, ni Emilio Gamboa, ni Eduardo Bours, ni Mario Villanueva, ni otros de su calaña se hagan que no sabían, serán todo menos simples espectadores.

Entonces era inevitable el hacerle la guerra al narcotráfico y desde el punto de vista sistémico no estábamos mejor antes, lástima que nos toque α nosotros cargar con los muertos pero alguien tenía que hacerlo si pretendemos tener un futuro y en esto quienes mejor lo entienden son el valiente y heroico pueblo de LeBaron en Chihuahua.

PODER DE FUEGO.

Se dice que con el poder de los recursos ilimitados del narcotráfico es casi imposible ganarles la guerra con los armamentos de las policías locales.

Si, es cierto α medias y es precisamente por esa razón por la que se hace necesario involucrar al ejército en la batalla, además de dotar α las fuerzas federales con armamento adecuado a la talla del enemigo.

Pero hay una cuestión que casi nadie ha querido ver o al menos los medios no han querido hacer notar porque no es noticia aunque debería: ¿Cuándo han escuchado que en un enfrentamiento directo entre los narcos y el ejército hayan ganado los primeros?

Nunca; α menos que sea en una emboscada o los agarren desarmados como ha sucedido α veces, casi siempre son los militares quienes salen ganando, esto sin importar el poderío de las armas de los narcos.

Esto sucede así porque estos hacen el papel de guerrilla y para que puedan tener cierto éxito deben actuar escondidos permanentemente, lo que hace imposible que reciban refuerzos una vez entablado el combate, en cambio los militares pueden perder hombres y resistir el tiempo que sea necesario porque para esto están preparados, ese es su trabajo.

No importa mucho el tipo de armamento que tengan los narcos, nunca podrán contar con las ventajas de los militares, incluso cuando estén de su lado grupos enteros de desertores del ejército.

RECURSOS ILIMITADOS.

Y ya que hablamos de recursos, analicemos que tan “ilimitados” son los recursos de los narcotraficantes.

¿De verdad creen que incautar 23 toneladas de cocaína pura es como quitarle un pelo al gato?

¿Acaso no vale nada el trabajo y tiempo invertido en sembrar, cosechar, empacar, pre-vender y transportar un cargamento de droga como para que no les importe que se los quiten de buenas α primeras?

El poder de los capos del narcotráfico no incluye el ordenarle α la tierra que produzca de inmediato lo que se pierde en un reten.

Y lo mismo aplica para las incautaciones de dinero en efectivo que cada vez son más constantes. Ningún capo trabaja por hoby, el objetivo es el dinero, si se los quitas no se encogen de hombros y dicen “bueno, que más da, vamos por mas”.

No nos dejemos engañar por los titulares de los diarios, NINGUN RECURSO ECONOMICO ES ILIMITADO PARA NADIE.

Si vamos de disponibilidad α disponibilidad, los recursos del gobierno son más ilimitados que los del fruto del narcotráfico.

Las cifras más creíbles hablan de 17 α 25 mil millones de dólares anuales de ganancias generadas por el narcotráfico, claro esto repartidas entre todas las bandas del territorio mexicano.

Solo en el rubro de las remesas que los paisanos envían α México en el 2005 ascendían α 20 mil millones de dólares (claro que esta cifra bajo drásticamente los últimos años).

EL NARCOTRAFICO ES UN MONSTRUO DE MIL CABEZAS.

Se minimiza constantemente las detenciones de los principales operadores de los diferentes carteles, bajo el argumento de que es muy fácil que alguien los reemplace y deje la estructura del narco como si nada hubiera pasado, incluso generalmente estos puestos son ocupados por personas más violentas aun que las anteriores.

¿Cómo lo saben?

¿Acaso no es posible que el sucesor del capo detenido sea una persona más inteligente que la anterior?

¿Qué finalmente entienda que su negocio es vender droga y que no vale la pena enfrentarse al poder del estado?

MOTIVOS INCONFESABLES.

La mayoría de los políticos hablan de “arrancar α los niños de las garras de las drogadicción”. Suena muy bien, pero hey, ese es mi trabajo no el del gobierno, así como tampoco espero que sea el gobierno quien enseñe α mis hijos α llevar una sana alimentación y hacer ejercicio, tampoco espero que les enseñe α mantenerse alejados de los vicios.

Si espero en cambio que me de una infraestructura que me permita atender las consecuencias de los actos voluntarios de mis hijos debido α sus vicios y excesos, llámese hospitales, centros de rehabilitación, escuelas, parques y centros deportivos, incluso leyes justas y cárceles que inhiban actitudes delictivas, sean estas o no derivadas de la drogadicción.

Si el objetivo del gobierno es eliminar las drogas del territorio mexicano, la guerra está perdida de antemano, pero sí en cambio el objetivo del combate α las drogas es forzar α los capos de la droga α limitar su actividad α su objetivo final, que es vender drogas, entonces la guerra se puede ganar y en parte se esta ganando.

No creo que ningún político se atreva α declarar que su objetivo no es erradicar las drogas, sino limitar la actividad de los narcotraficantes α su principal nicho de mercado.

Pero espero que este sea el motivo inconfesable de este gobierno.

No me importa si para hacerlo tienen que dejar un solo capo α cargo de todo el territorio nacional, y no me refiero con esto α que tengan que hacer acuerdos o alianzas con este capo, sino al contrario, seguir combatiéndolos hasta que surja alguno que entienda la verdadera naturaleza de su negocio y, o esté dispuesto α hacer alianzas con los demás capos para mantenerse de bajo perfil o se quede solo y entienda que es mejor no “alborotar el gallinero” promoviendo delitos como secuestros, asesinatos y extorsiones α gente que nada tiene que ver con el negocio de las drogas.

No necesitamos que se legalicen las drogas, aunque sería lo ideal, solo es cuestión de hacerse de “la vista gorda” ante su venta y consumo, siempre y cuando se entienda de antemano que se perseguirá cualquier delito causado o no por la drogadicción y especialmente se perseguirá con todo el rigor posible α los funcionarios públicos (policías, jueces, gobernantes, etcétera) involucrados en este delito.

De ahí en fuera, que la gente se meta por la nariz o por las venas toda la basura que quiera, y que no me vengan ahora con que es problema de salud pública, que es infinitamente más problema los hábitos de alimentación y no por eso vamos α perseguir α los capos de Sabritas o Coca Cola y vamos α meter α la cárcel α la gente por ser gordos y holgazanes.

Así que la guerra si se puede ganar si el objetivo es dejar claro que se castigara cualquier delito con víctima, este o no esté relacionado con el negocio de las drogas.

¿Que las medidas son insuficientes?, cierto, como ya señalamos antes, si el objetivo del narcotráfico es el dinero, entonces faltan medidas enfocadas en la persecución del fruto final de las drogas, tal como puede ser el involucrar α la Secretaria de Hacienda y eliminar el famoso secreto bancario para detectar movimientos sospechosos de dinero mal habido, que α esto si le temen en todo el mundo los narcotraficantes y cualquier clase de mafias.

Pero ahí está precisamente el problema, que estas medidas no solo afectarían α delincuentes comunes, sino que más de un político y gobernante tendría que poner las “barbas α remojar”.

¿Y ustedes creen que haya algún valiente o ingenuo diputado que se atreva α promover una iniciativa en este sentido?

Les digo que el VERDADERO CRIMEN ORGANIZADO esta en otro lado.

Solo es cuestión de definir nuestros términos.

Juan Carlos Bujanda Benitez

Julio 17, 2009

julio 15, 2009

Ikram Antaki, la mentira y la política.

“Se acabo el Estado-padre, solo quedan estados-madres que no amenazan α nadie, sino que seducen y amamantan; un sistema de matriarcado en política, ejercido por hombres que se comportan como nanas, que han sido escogidos por sus capacidades lecheras, sus pechos simbólicos”.

Ikram Antaki

Estoy releyendo la versión estenográfica de la primera entrevista (de cuatro) que Ikram Antaki le concedió a Sergio Sarmiento en su programa “La entrevista con Sarmiento” y no dejo de sorprenderme de la lucidez de esta gran pensadora que muchos consideran simple divulgadora.

Los temas de los que hablan son la mentira y la política, y en ella dan un repaso a las razones por las cuales según Antaki, el pueblo de México es un país “que vive dentro de una relación con la realidad que no es absolutamente verídica”.

Según Sarmiento estamos viviendo nuevos tipos de mentira, según Antaki no es tan nuevo.

Antes de seguir pongamos algo de contexto, la entrevista se llevo a cabo el 30 de Marzo de 1999, tres meses antes de las elecciones del 2000 y un año siete meses antes de la muerte de Ikram Antaki; y parece que fue ayer.

Sarmiento argumenta acertadamente que este tipo de mentiras no son exclusivas del pueblo de México y Antaki está de acuerdo, dice que todos los países mienten, sobre todo los que tienen mayor producción literaria, sin embargo menciona que en todos ellos la mentira se deja solo para el campo artístico dejando intacto el contrato social necesario para que el estado funcione correctamente.

En cambio en México la mentira, la manipulación, la exageración, son parte de nuestro discurso diario, son parte de nuestra cotidianidad, tanto por parte de los políticos como del pueblo en general.

Por eso los políticos pueden mentirnos tan descaradamente, porque hablan como nosotros, son como nosotros, elegimos no a los mejores de entre la chusma, sino a quienes más se nos parecen.

Dice Antaki que la demagogia descarada no es invento del político Mexicano, y pone como ejemplo a un general francés de finales del siglo XIX que prometía a los que votaran por él que los barberos rasurarían gratis.

La gran diferencia es que nosotros los mexicanos no tenemos el espíritu crítico necesario para rechazar a los mentirosos como lo hacen los pueblos más educados que si saben separar los ámbitos de la fantasía y de la política.

Porque no sabemos pensar, porque no sabemos usar la lógica.

Además Antaki le agrega dos nuevos actores que dice que no se han visto en otros países: Los medios de comunicación y la justicia.

Dice que las instituciones deben ser sagradas y una de ellas es la justicia, esta no debe tomar en cuenta la popularidad ni la opinión pública y es ahí donde los medios de comunicación son factor clave para hacer de la justicia un actor político; si la mentira es cómoda se vuelve popular.

Si α todo esto le agregamos que no sabemos pensar con lógica y que los medios de comunicación son irresponsables, la definición de verdad será la que quieran presentarnos los medios en complicidad con los políticos corruptos.

El objetivo de los medios es vender sus productos, igual que en todo el mundo, pero la gran diferencia es que en otros países la gente es más exigente con la veracidad de la información que presentan.

Un ejemplo es la famosa presunción de inocencia que en México se ha cambiado por la presunción de culpabilidad y en esta actitud los medios tienen mucha más responsabilidad de la que aceptan tener.

Pero no toda la culpa la tienen los medios, si estos venden es gracias a nuestro apoyo implícito, porque es mas fácil estar de acuerdo con una versión popular que cuestionar la veracidad y lógica de los eventos que vemos principalmente en la televisión.

Y no cuestionamos porque no sabemos defender nuestras ideas, por eso vamos con la opinión general, y cuando no estamos de acuerdo insultamos en vez de argumentar.

Somos un pueblo apasionado y dice Antaki que la pasión hace grandes obras pero no grandes verdades.

El pueblo mexicano solía pecar de dejadez y a esto le llamábamos tolerancia, ahora nos volvimos más activos, pero como no tenemos ideas, entonces echamos mano de nuestras creencias y nos volvemos militantes de actos de fe contra los actos de fe de los que piensan diferente a nosotros.

Entonces - pregunta Sarmiento - ¿si no hay alguna manera en que podamos construir un sentido crítico si nos hemos acostumbrado a la mentira durante tanto tiempo?

Y la respuesta de Antaki es genial como siempre:

- Dos modos, siempre los mismos en absolutamente todo. Uno, α largo plazo, la educación, yo necesito educar a la gente para que sepa pensar.

Dice que ha fallado la educación en ese sentido, la educación en México nos da acumulación de datos, y para esto bastaba comprarnos una enciclopedia.

El otro es el instrumento coercitivo de la ley y detrás de la ley hay un policía y detrás del policía está la cárcel.

Dice que llevamos 150 años repitiendo como loros la frase de Juárez “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Pero no la hemos entendido.

Nos seguimos parando en doble fila, nos pasamos el semáforo en amarillo, repetimos chismes sin fundamento por divertirnos y los medios de comunicación aprovechan muy bien estas inclinaciones.

Es estado tiene miedo de aplicar la ley porque no quiere ser un estado represivo y al hacerlo nos enseña que las acciones no tienen consecuencias, que los derechos no vienen con responsabilidades, que no existe ningún contrato social, que impera la ley de la selva.

Hasta aquí la entrevista, casi con las mismas palabras que usan Antaki y Sarmiento, salvo por algunas licencias literarias algo viscerales de mi parte.

Y todo es parte del pensamiento de esta ilustre pensadora mexicana por adopción y que ustedes pueden encontrar en dos de sus principales libros:

Manual del ciudadano contemporáneo”.

Y

El pueblo que no quería crecer”.

Habrá que mandarle un par al Presidente Calderon para que no siga pensando que la solución son los valores cristianos y otro par a la Maestra Elba Esther para que deje de resistirse a tirar α la basura el viejo y caduco sistema de educación que en nada ayuda α los mexicanos.

Juan Carlos Bujanda Benitez

Julio 14, 2009

PD.

No tengo los enlaces α las entrevistas, los tengo grabados en mi computadora, quienes los quieran con gusto se los hago llegar.

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