diciembre 20, 2007

¿Es usted salvo?

Esa fue la pregunta con que me despertó una amable señora el domingo pasado en la madrugada, como a eso de las11:00 am.

No se si confundió mi largo silencio con ignorancia, debido más bien a que aun no despertaba del todo, pero para bien de los dos decidió ir al grano.

- “Si le dejo una revista ¿la leerá?”

- “Sí, claro porque no”

Y así fue como me convertí en el feliz propietario de la revista “La Atalaya”.

Aunque confieso que no la leí completa, si me asombre con su tiraje quincenal de más de 28 millones de ejemplares en 150 idiomas y con la insistencia de algunos de sus artículos acerca del rechazo a las transfusiones de sangre y el desarrollo de métodos alternativos a las mismas.

Hasta ahí llego mi oportunidad de “ser salvo”; tanto como duro mi visita matinal al WC.

Tres días después la niña Denisse Aralí, de tan solo 5 años de edad, fallecía víctima de desnutrición severa y falta de atención de sus ataques de epilepsia; era Testigo de Jehová.

¿Y qué tiene que ver el que fuera de esta religión con su muerte, dirán algunos defensores de la fe?

Quizás en los orígenes de la desnutrición no tenga que ver nada la religión, aunque me reservo el derecho de dudarlo, pero si tiene todo que ver con el triste desenlace.

Estas fueron las declaraciones del padre de Denisse, ante la pregunta de un reportero de porque no llevaron a la niña a recibir atención médica.

-

Porque nuestro líder espiritual nos dijo que solo necesitaba que rezáramos por ella.

-

Dijo que la niña tenía el espíritu chiquito y debe ser cierto porque después de un rato de rezar, dejaba de echar espuma por la boca y se le ponía la voz más gruesa.

-

Incluso había días en que se ponía mal y solo nos pedía leche, mi señora se la conseguía y después de rezar por ella se mejoraba mucho.

Después de conocer la noticia y de escuchar el testimonio de los padres de Denisse, desee vehementemente que la amable señora de La Atalaya volviera a tocar a mi puerta.

A la segunda persona que me gustaría conocer en persona es al líder espiritual de los padres de Denisse.

Se me hace difícil culpar a los padres, porque aunque no son inocentes, también son víctimas del fanatismo de líderes religiosos sin escrúpulos.

En su forma de hablar y razonar, si es que se le puede llamar de esta forma solo se puede distinguir claramente una cosa: IGNORANCIA.

El fanatismo, la fe, el remordimiento, la duda y ahora el dolor solo son resultado de su ignorancia.

¿De qué otra forma se puede explicar que un ser humano inhiba reacciones tan básicas como el instinto de supervivencia y el sentido común, sino por medio de la fe religiosa?

Hasta los animales más salvajes tratan de curar las heridas de sus cachorros con su saliva.

La sabiduría popular es sabia no por ser popular, y bien aconseja cuando dice “A Dios rogando y con el mazo dando”.

En este caso no había ninguna razón para impedir que Denisse recibiera atención médica al tiempo que rezaban todo lo que quisieran por ella.

Bien dijo el científico Steven Weinberg:

"La religión es un insulto para la dignidad humana. Con o sin ella, habría buena gente haciendo cosas buenas, y gente malvada haciendo cosas malas, pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta religión."

La respuesta es NO, no soy salvo, y si esta es la forma de salvarse, prefiero que mis hijos se condenen.

Condenados a un mundo físico donde su espíritu y su conciencia están localizados en el cerebro.

Condenados a la certidumbre de que todo lo que necesitan esta en este mundo y es más que suficiente.

Condenados a la certeza de que si necesitan ayuda no la encontraran arrodillados y en silencio.

Y pensar que habrá 28 millones de personas que reciben La Atalaya y que quizás leerán la conducta “ejemplar” de los padres de Denisse.

Mi consejo a los Testigos de Jehová es que si quieren ser salvos, mejor que no toquen a mi puerta.

Juan Carlos Bujanda Benitez

Diciembre 20,2007

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