diciembre 24, 2006

Invitación a la filosofía o leer en pausas

- ¿Entonces no crees en nada sobrenatural?- De eso hemos hablado antes. La propia expresión “sobrenatural” también es un poco extraña. No, supongo que yo solo creo en una sola naturaleza, que en cambio, es muy extraña.

Conversación de Alberto y Sofía del Libro: “El mundo de Sofía” (Jostein Gaarder).


Hace tiempo que me hago una recriminación por tener el mal hábito de comprar más libros de los que puedo leer.

Sin embargo cada vez le voy encontrando mas sentido a esta, quizás no tan extraña actitud.

El problema fue mas obvio con el libro de Carl Sagan: “El mundo y sus demonios”, ya que me tarde en terminarlo casi un año.

Esto no fue porque no me pareciera interesante, al contrario, me atrapo de tal forma que no estuve dispuesto a ir mas adelante si no leía antes las referencias de los libros que ahí se mencionaban.

Y asi supe de: Martin Garner (“The new age: Notes of a fringe watcher”), Charles Mackay (Extraordinary popular delusions and the madness of the crowds”), Elizabeth Loftus y Katherine Ketcham (“The myth of repressed memory”), Susan Blackmore (“Confessions of a parapsychologist”), Paul Kurtz (“The new skepticism: Inquiry and reliable knowledge”), Richard Feynman (“The Feynman Lectures on physics”) y por supuesto: James Randi (“Flim Flam! The truth about unicorns, parapsychology & other delusions”).

Además de varios libros mas del mismo Sagan (“Miles de millones”, “El cerebro de Broca”, “Los dragones del edén”, “Cosmos”).

En total creo que leí unos 12 libros mas y muchos artículos y revistas antes de terminar “El mundo y sus demonios”.

El problema no es que un extraordinario libro nos lleve a leer otros, el problema es que a su vez estos otros, nos van llevando a consumir sus propias referencias hasta que estos se van acumulando y ya es imposible leerlos completos.

Todo esto viene al caso porque precisamente acabo de leer algo en uno de esos libros de consulta que nunca termine de leer: “Life, Sex and Ideas”, donde el autor, A. C. Grayling se pregunta como llego al mundo de la filosofía.

Primero hace una distinción muy clara entre el experto en filosofía y el filósofo a secas y responde la pregunta diciendo que “…la oportunidad toma la forma de invitación” y en su caso la invitación vino del mismo Sócrates, en voz de su discípulo Platón del libro “Charmides”.

No voy a profundizar en el tema del filosofo catedrático y el filosofo a secas; primero porque no es el tema del texto y segundo porque no estoy seguro de poder profundizar en cualquier cosa.

En cambio si quiero decir de donde vino para mi la invitación a la filosofía, en mi caso esta llego de la pluma de Jostein Gaarder, en un libro escrito originalmente para adolescentes, pero que según la critica, muy pronto se convirtió en un libro de culto para adultos, hablo de: “El mundo de Sofía: Novela sobre la historia de la filosofía” (Editorial Patria/Siruela 1994).

Claro que ya antes me había contaminado de curiosidad intelectual Ikram Antaki con su serie “El banquete de Platón”; y entre ella y Gaarder y una lectura superficial de los clásicos de la filosofía (Descartes, Spinoza, Hume, Kant, Nietszche, Séneca, etcétera) hay menos de un paso hacia Sagan y el escepticismo.

Y heme aquí, tratando de emular a Sócrates sin entender del todo el idealismo de su discípulo Platón y menos aun la lógica de su nieto intelectual Aristóteles.

Quizás es por esto que no soy capaz de terminar un libro completo sin haber empezado dos o tres más al mismo tiempo.

No es afán de falsas pretensiones, ni cuestión de falta de método o disciplina; el problema quizás es lento aprendizaje, es mas, aun estoy tratando de decidir si acepto la invitación de Gaarder.

Así que vuelvo al origen, dejo empezados muchos libros que retomare y que me llevaran a otros, mientras trato de entender a donde me invitan Antaki y Sofía.

Lo que si es seguro es que como dice la frase inicial: yo tampoco creo nada sobrenatural, ya lo natural resulta bastante extraño.

¡Hay tanto que leer, y hay quien se queja de no saber que hacer en estas vacaciones!


Juan Carlos Bujanda Benítez
Diciembre 24, 2006

diciembre 04, 2006

Como debe pensar un escéptico

“Si quieres ser alguien que busca la verdad, es necesario que al menos una vez en tu vida, y hasta donde te sea posible, dudes de todas las cosas”
R. Descartes

El titulo del texto no quiere decir que yo no sepa como debe pensar un buen escéptico, al contrario tengo muchas ideas al respecto.

Se refiere en cambio al significado de la frase de Kida: “Como escéptico te debes sentir cómodo al decir: NO LO SE”.

Dice que la forma de adquirir nuestras creencias debe ser un proceso continuo; hasta aquí resulta obvio, pero el punto medio deber ser precisamente la postura “no lo se”.

Pero, ¿cuales son las otras etapas?

Veamos el siguiente esquema:

* IA - IM - LI - NO LO SE - LC - CM - CA
*(Incredulidad Absoluta)
(Incredulidad Moderada)
(Leve Incredulidad)
(NO LO SE)
(Leve Credulidad)
(Credulidad Moderada)
(Credulidad Absoluta)

Lo que dice Kida tiene sentido y a la vez contradice la creencia de que los escépticos dudamos de todo.

La postura inicial no es dudar sistemáticamente, pero si en cambio no dar por sentado todo al instante.

Claro, esta actitud tiene sus matices, no vamos a dudar de cosas obvias, sabemos que si no comemos nos morimos, si cruzamos la avenida en horas pico, nos arrollaran, si conducimos con los ojos cerrados, nos estrellaremos en un poste o con otro auto.

Para cualquier otro caso hay que aplicar el mantra del escéptico:
“Afirmaciones extraordinarias requieren de pruebas extraordinarias”.

Tradicionalmente nos sentimos mas cómodos creyendo cosas porque nuestra naturaleza aunque curiosa (aunque quizás por lo mismo) requiere de certidumbres, y no se siente a gusto con ambigüedades o suspensión de juicios.

Especialmente el vulgo latino, pregúntele su opinión sobre algo que le resulte apenas conocido y opinara como si fuera especialista (guerra en Irak, elecciones, diabetes, sida, educación sexual, calentamiento global, etcétera).

Difícilmente escuchara a alguien decir: “En realidad no tengo una opinión definida al respecto, ya que no conozco del tema”.

En cambio pregúntele a alguien las razones de sus creencias y difícilmente podrá nombrar alguna; claro fuera de las del tipo: “Pues es obvio no”, “Esta demostrado científicamente" (pero no se donde ni por quien, ni cuando lo hizo), “Pues todo el mundo lo sabe y piensa lo mismo”. “Lo vi en un documental en la televisión”, “Es de gente cerrada no creerlo”.

Esta última es una frase constante hacia quien mantiene una posición de duda, como si el creer al instante en cualquier cosa fuera prueba suficiente de una mente abierta a nuevas ideas.

Veamos; ¿Qué es más fácil, creer en ovnis o dudar de ellos?

 Y si decido creer, ¿cuales son mis evidencias?

 Y si decido dudar ¿ cuales son mis objeciones?

¿Es la evidencia lo suficientemente extraordinaria para el calibre de la afirmación?

¿Qué es más popular, creer o no creer?

Por ejemplo ante la afirmación de que los ovnis existen.

¿Cuáles son las opciones del creyente?

¿Cual seria su posición en el esquema de Kida?
* IA - IM - LI - NO LO SE - LC - CM - CA

¿Y cuales serian las opciones del escéptico?

* IA – IM – LI – NO LO SE – LC – CM - CA

En este caso ¿quien tendría más opciones o más facilidad para moverse en el esquema?

¿Quién esta en posición de aceptar nuevas hipótesis si aparecen nuevas evidencias?

¿Quién es menos probable que acepte otra idea diferente a la postura previamente asumida?

Y finalmente ¿Quién es de mente más cerrada?

Kida nos hace una advertencia muy importante:

“Una aseveración no es necesariamente falsa porque no haya evidencia a su favor, ni es razón para que nos lleve a una absoluta incredulidad, esta solo significa que no hay razones para movernos del centro”.

Es decir, no hay evidencias para decir que los ovnis no existen, pero dada la calidad de la evidencia presentada hasta ahora, tampoco hay razones confiables para decir que si existen.

Para ayudarnos en el proceso de establecer nuestras creencias, Kida nos presenta una técnica de cuatro pasos desarrollada por Theodore Sohick y Lewis Vaughn en su libro: “How to think about weird things”.

Establezca claramente cual es la aseveración, no podemos poner a prueba algo que es ambiguo, la afirmación debe ser tan clara como sea posible.

Examine cuidadosamente la evidencia para tal aseveración, recordemos que no toda la evidencia es igual, hay testimonios anecdóticos, percepciones sesgadas, memorias y recuerdos distorsionados, es decir no solo cuenta la cantidad sino también y principalmente la calidad de la evidencia.

Considere hipótesis alternativas, recordemos que como defensa evolutiva, los seres humanos tenemos la tendencia a buscar razones que confirmen nuestras creencias presupuestas, y es muy importante que seamos objetivos y veamos más allá (mente abierta) para ver cuantas explicaciones sean posibles.

Evalué lo razonable de cada alternativa, aquí es donde se encuentra el elemento mas valioso y la justificación del escepticismo; y donde generalmente fracasan las creencias mas populares o del tipo dogmáticas y a su vez se llega a el haciéndose tres preguntas esenciales:

- ¿La evidencia es repetible o replicable? (Principio de falsabilidad)
- ¿Es la explicación más simple? (Navaja de Occam)
- ¿Entra en conflicto con otros conocimientos bien establecidos?

La imposibilidad de probar si algo es real, no quiere decir que este sea falso, simplemente quiere decir que no tiene validez desde un punto de vista científico. Pero si no podemos probar o medir algo, es imposible determinar que este sea real o verdadero.

La idea de buscar la explicación mas simple le pertenece a Guillermo de Occam, un monje de la edad media cuyas ideas le dieron forma a una de las herramientas mas valiosas de la ciencia moderna, desafortunadamente para la mayoría de las personas es mas atractivo dejarse llevar por explicaciones fantásticas, aunque estas sean mas difíciles o incluso imposibles de poner a prueba.

La ultima pregunta se refiere a pensar cuales son las implicaciones de sostener una creencia cuyas consecuencias contradicen o no son consecuentes con el conocimiento establecido; un ejemplo es el medicamento homeopático.

La mayoría de las personas que lo utiliza no se detiene a pensar que si este fuera realmente efectivo, tendría que aceptar la idea de que el agua tiene memoria y que esta solo “recuerda” las propiedades benéficas de las sustancias que estuvieron en contacto con ella y no así los miles de venenos o sustancias toxicas con los que tuvo contacto en su interminable viaje por la naturaleza.

Veamos esta misma teoría bajo la luz de los pasos de Sohick y Vaughn:

Aseveración:

El medicamento homeopático funciona disolviendo en agua cantidades mínimas (potenciación) de una sustancia que en dosis más grandes causarían los mismos efectos que se pretende curar.
La teoría dice que una molécula del elemento nocivo disuelta en un millón de moléculas de agua basta para tener los efectos benéficos mencionados, algo así como una gota de arsénico -por ejemplo-, disuelta en una alberca olímpica.

Evidencia:

Múltiples casos de testimonios de gente que dice haber mejorado después de tomar remedios homeopáticos, gente que sin embargo no ha sido sometida a experimentos controlados ni se le ha dado seguimiento a la evolución de su enfermedad.

Hipótesis alternativas:

a) Diagnósticos equivocados (quizás el paciente nunca estuvo enfermo, por lo cual es fácil concluir que este ha sido curado de algo que nunca tuvo).
b) Remisión espontánea del padecimiento (el 85 % de los padecimientos se curan solos sin necesidad de ningún tratamiento, incluso algunos padecimientos crónicos como artritis reumatoide, esclerosis múltiple y algunos casos de cáncer).
c) El uso alterno de otros tratamientos o medicamentos aparte del homeopático.
d) Efecto placebo (que sin embargo solo tiene efectos temporales, en caso de ser una enfermedad seria, esta seguramente regresara con el tiempo)

Evaluación de las alternativas:

a) ¿La evidencia es repetible o replicable? Siempre que los efectos homeopáticos se ha tratado de replicar en experimentos controlados estos han fracasado (James Randi v.s. Jacques Benveniste 1988).
b) ¿Es la explicación más simple? Como ya vimos existen muchas otras teorías más razonables para explicar los efectos supuestos de los tratamientos homeopáticos.
c) ¿Entra en conflicto con conocimientos bien establecidos? Tomando en cuenta que para aceptar que la homeopatía funciona debemos aceptar a la vez que el agua tiene memoria y que esta es selectiva, ya que el compuesto final esta tan diluido en agua que no queda una sola molécula del elemento original, aceptar esto es tanto como decir que hay que tirar a la basura todo lo que sabemos de química.

Así que al fin de todo, ¿Quien es de mente más cerrada?

El que afirma siempre y a todo: ¡Si, lo creo!

O el que se detiene a pensar y de forma tentativa exclama” ¡No lo se!

Juan Carlos Bujanda Benítez
Diciembre 2, 2006
Fuentes:
"Don't Believe Everything You Yhink"
Thomas Kida
Ed. Prometheus Books
"The Skeptic Dictionary"
Robert Todd Carroll
Ed. Wiley
PD.
Post dedicado a Martín Pereyra (pereque) de La Corte de Los Milagros y a Héctor Coronado (control_zape) de libre pensar por favores previamente recibidos (o sea por arreglar mi desmadre cibernético).

Que paso?

Alguno de mis lectores sabe por casualidad que le paso a mi blog?

Hice copia espejo de mi blog para: www.bujanda.wordpress.com, pero olvide hacer copia del codigo fuente del original y ahora no hace separacion de parrafos.

Help! any one?

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