octubre 05, 2009

La blasfemia de blasfemar

- "Perdón lo pise”.

- “No, no me piso”.

- “No, si lo pise”.

- “Que no me piso”.

- “Que si lo pise, y para la otra tenga más cuidado porque me ensucia la suela de mis zapatos”.

Lalo González “El Piporro”.

El 30 de septiembre fue Día internacional de la blasfemia y para no variar y solo por llevar la contraria voy a blasfemar hablando contra el derecho a blasfemar.

Con esto no quiero decir que se deba prohibir o castigar la blasfemia, a lo que me refiero es a que no debería hacerse un derecho de algo que de entrada no debería siquiera existir.

Empecemos por definir el término de “blasfemia”, según la Real Academia Española:

1. Palabra injuriosa contra Dios, la virgen o los santos.

2. Palabra gravemente injuriosa contra alguien.

Es claro en la primera acepción que se trata de una institución española, así que consideremos la segunda por sus connotaciones más universales.

Pero ahora tenemos que definir el término “injuriar”:

1. Agravio, ultraje de obra o de palabra.

2. Hecho o dicho contra razón y justicia.

3. Daño o incomodidad que causa algo.

4. Delito o falta consistente en la imputación a alguien de un hecho o cualidad en menoscabo de su fama o estimación.

Así que básicamente se trata de una palabra que causa incomodidad y se traduce en daño porque alguien le otorga valor especial α ciertos temas que según él o ella deben ser sagrados.

Bajo esta definición tan amplia yo puedo acusar de blasfemia a alguien que menciona la palabra “tornillo”, porque yo le otorgo valor ofensivo a dicho termino.

La tercera acepción menciona daño o incomodidad, pero en realidad está hablando de la misma cosa, el daño no es físico sino de percepción, cuando el daño es físico se trata de otro delito claramente tipificado en las leyes de cualquier país.

Entonces el blasfemar no debería ser un derecho porque cualquier palabra o acto seria susceptible de convertirse en blasfemia para alguien.

¿Cómo se llegaría a la conclusión de que algo es sagrado en primer lugar?

¿Por votación democrática?

Es obvio que esto es lo que pretenden los católicos en México y en Latinoamérica en general, ya que el catolicismo es la creencia de la mayoría, pero entonces ¿qué pasaría con los derechos de las minorías a las que se les impondría una creencia ajena, como evangélicos, protestantes, ateos y agnósticos?

¿Por qué alguien debería tener derecho a pedir que se consideraran sus creencias sagradas y se protegieran legalmente pero no así las creencias de otros que piensan diferente?

La solución más fácil es mantener las creencias en el terreno personal y esto si debe ser protegido, siempre y cuando estas se mantengan en el terreno privado.

Desde el momento en que alguien decide externar el valor de sus ideas, estas pasan a ser públicas y por lo mismo criticables por muy sagradas que sean y sin importar cuantas personas compartan el mismo punto de vista.

El que una palabra ofenda a alguien debería ser problema únicamente del que se siente ofendido.

Quien mejor explica la diferencia entre daño y ofensa es Lou Marinoff en su libro “Pregúntale a Platón”:

En la medida en que un estimulo no sea dañino, el malestar que le cause será predominantemente resultado de un juicio previo a dicho estimulo. Si desea desterrar el malestar y sentirse a gusto, destierre sus prejuicios”.

En otras palabras, las palabras no dañan a nadie y la forma en que usted se sienta es cosa suya solamente.

Difícil entenderlo para un país donde la sola mención de “tu madre” puede desatar la tercera guerra mundial en contra del “ofensor” y toda su descendencia hasta la cuarta generación (a menos que sea hijo de Elba Esther Gordillo, en cuyo caso estaría justificado).

Pero a juzgar por las iniciativas en Inglaterra para penalizar la blasfemia religiosa, promovidas por islamistas ingleses por cierto, el problema no es exclusivo de los mexicanos.

La palabra blasfemia debería desaparecer de los diccionarios, yo no quiero tener el derecho a blasfemar, la reacción normal ante la acusación de blasfemia debería ser una carcajada.

La burla, la ironía, el sarcasmo, el insulto, las parodias, son todas palabras y la única defensa deben ser mas palabras.

Ninguna expresión debe ser sagrada, de hecho el concepto de “sagrado” también debe ser solo valido en el ámbito privado y personal.

No, no quiero libertad para blasfemar, quiero simplemente libertad de expresión porque es la única forma de llegar a un conocimiento cierto y contrastado.

No quiero tener derecho a blasfemar, solo quiero libertad de expresión.

Pero dejemos que sea John Stuart Mill, uno de los máximos defensores de la libertad de expresión, quien nos explique porque la utilidad práctica de la misma.

Hemos reconocido que para el bienestar mental de la humanidad (del que dependen todos los demás) son necesarias la libertad de opinión y la libertad de expresar opiniones, de acuerdo con cuatro razones distintas:

Primera. Si se acalla cualquier opinión, es posible que pueda ser cierta, a pesar de lo que sepamos en contrario. Si negáramos esto, equivaldría a proclamar nuestra propia infalibilidad.

Segunda. Aunque la opinión que se acalle sea errónea, puede contener una porción de verdad y esto sucede con mucha frecuencia. Como es muy raro que la opinión general o prevaleciente comprenda toda la verdad y casi nunca sucede así, solo mediante el choque de opiniones adversas puede haber oportunidad de encontrar el resto de la verdad.

Tercera. Aun si la opinión aceptada no solamente es cierta, sino que contiene toda la verdad, si no se permite que se le ataque vigorosamente y con ahínco, la mayoría de los que la reciben la adoptaran a manera de prejuicio, sin que comprendan o sientan su fundamento racional.

Cuarta. Y no solo esto, sino que el mismo significado de la doctrina estará en peligro de perderse o debilitarse, y se le privara de su efecto vital sobre el carácter y la conducta. El dogma se convertirá en una simple profesión de forma, incapaz de ningún bien, pero que estorbara e impedirá el desarrollo de cualquier convicción verdadera y sentida por medio de la razón o la experiencia personal.”

Bajo el lente de Marinoff y de Mills no cabe defender un derecho que debería ser innecesario.

Por supuesto la libertad de expresión tiene límites (difamación, calumnia, mentira), porque como todas las libertades implica responsabilidades, pero esto ya está regulado en casi todas las legislaciones de todo el mundo, no se requieren más leyes, solo cumplir las que ya existen.

No puedo tener derecho α blasfemar o α ofender porque el sentirse ofendido no depende de mí, sino de quien se siente ofendido.

¿Acaso debemos exigir el derecho α deprimir α los demás?

¿Acaso podemos exigir el derecho α entristecer?

¿Acaso podemos exigir el derecho α que se enamoren de nosotros?

Al exigir el derecho a blasfemar de alguna manera estamos dando por hecho que lo que decimos es ofensivo independientemente de sus interpretaciones e intenciones.

Es ridículo pretender que los editores del Jyllands-Posten justificaran la publicación de las caricaturas de Mahoma amparados en su derecho a blasfemar en lugar de apelar a la libertad de expresión, el cual fue por cierto el verdadero motivo de dichas caricaturas.

Es una libertad que ha costado sangre, sudor y lagrimas (Churchill dixit), ya está ahí, usémosla, no necesitamos inventar derechos sacados de la manga como pidiendo permiso para portarnos mal.

Habiendo dicho esto, les anuncio que considero el Día Internacional de la Blasfemia, precisamente una blasfemia, y como tal, motivo de risa y carcajadas que supongo ofenderán a más de uno…y eso está muy bien.

Si no es así, ¿entonces para diablos sirve la libertad de expresión?

Ahí con perdón de ustedes (o sin él).

Juan Carlos Bujanda Benitez

Octubre 5, 2009.

6 comentarios:

Antonio dijo...

Entiendo, pero es como las leyes de cuotas de género: no deberían existir en una sociedad justa, pero es precisamente la situación injusta la que las hace necesarias.

No sé, creo que la corrección política de lo que acabo de escribir me convierte en una especie de blasfemo. Perdón, por si acaso.

Un Abrazo.

Sentido Comun dijo...

Antonio:

De hecho tampoco estoy de acuerdo con las "cuotas de genero" forzadas.

Especialmente en política.

Saludos

Anónimo dijo...

Saludos Juan Carlos!

estoy de acuerdo, la liberta de expresión no es solo día, pero pienso que esto del día de la blasfemia esta bien, yo lo considero como avisarles a los creyentes que tenemos el derecho en burlarnos de sus amigos mágicos y libros tontos sin repercusión alguna, desgraciadamente para ellos "TODOS deben de respetar a la religión" y considero que casi todos conocen la libertad de expresión!!???, pero esta "libertad" termina con sus creencias, y es como avisarles:

"oye te aviso que existo y no le tengo miedo a tu dios, pero si a tu ideales y fanatismo!!!" dame chance y no me mates ok?

pero en mi blog si hay libertad de expresión! todos los días son de blasfemia!!! aunque deja te digo, que hay un por allí creo que tengo un fanático que no esta de acuerdo mucho conmigo y cambia de nombre y correos.

Buena entrada Felicidades!!

Daniel

Sentido Comun dijo...

Que tal Daniel.

Si, entiendo la intención de hacer ruido acerca del Día de la blasfemia, el objetivo en realidad es el que mencionas, que no hay creencias publicas sagradas y que vamos a hablar fuerte y claro.

Con respecto a tu blog, aunque de difusión publica es en parte privado y tu pones las reglas, de este modo tu decides si aceptas,moderas o eliminas no los comentarios, hay blogs excelentes que no aceptan comentarios y no por eso son menos buenos, solo son mas unilaterales.

Yo acepto toda clase de comentarios, con la excepción de spam o anuncios comerciales, los comentarios absurdos los dejo, pero de plano los ignoro.

Si no los quieres borrar, acostúmbrate, todo buen blog tiene sus mascotas y después de algún tiempo es hasta divertido, yo tengo una entrada (What the bleap do you know) en la que recibo uno o dos comentarios semanales de naturaleza incendiaria y francamente me divierten bastante.

Ademas como dice Mills: " Aunque la opinión que se acalle sea errónea, puede contener una porción de verdad..."

Saludos

Mauricio Hertz dijo...

No puedes pedir libertad de expresion, si no viene acompañada de responsabilidad, el respeto a las creencias independientemente las q sean que tengan los demas, es una responsabilidad de ese derecho de expresion, puedes opinar pero jamas agredir, si a ti te agreden verbalmente y te ofenden pueden defenderse de la misma forma que tu, es mi derecho de libre expresion, pero realmente es esconder la mano y no tener responsabilidad de tus actos, es mas eso no es derecho de expresion.
El relativismo q tu manejas no es correcto.
Las cosas no se hacen por persepciones existen reglas generales y todas tienen su razon de ser.
Al no respetar leyes o reglas estas fuera de la ley o reglamento humano, no por el solo hecho de que se te ocurra algo y creas que es correcto tiene que ser para todos y mucho menos que sea valido decirlas a los demas.

Mauricio Hertz dijo...

Para finalizar te comento que el estudio a dios llamese catolicos, judios etc. es como toda ciencia se puede equivocar pero el hablar solo por hablar eso no es libertad de expresion eso es demostrar ignorancia

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